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domingo, 4 de marzo de 2012

Ciencias Sociales - Sefirá de Jesed - LA TORÁ

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©Gal Einai

Comparativa de las Visiones del Mundo

LA TORÁ

La tercera visión del mundo, que podría llamarse “la perspectiva de la Torá,” es el mundo de los berudim “rayados.” Lo que está implícito en la palabra berudim es que hay un ensamble de los puntos individuales así como de las líneas que los conectan, interconectados uno al otro. En otras palabras, combina los aspectos positivos de los dos mundos anteriores. Por consiguiente, a veces se le llama el mundo de la rectificación –que lleva consigo la promesa del continuo mejoramiento - trabajando dentro de las limitaciones humanas, mientras que es asistido con ayuda Divina. Lo paradójico de esta visión del mundo es la combinación de opuestos al mismo tiempo que sugiere que la estructura social requiere tanto del colectivismo como de la individualidad simultáneamente.

Ahora, lo extraordinario de la incorporación de la colectividad y la individualidad en este punto de vista, consiste en la insistencia de que cualquier tercera alternativa no sería simplemente una síntesis o dilución de los estados puros de las otras dos. Lo que la Cábala sugiere aquí una comprometida sombra de grises, sino más bien la integración de los opuestos como opuestos simultáneamente. El logro de esta posición rectificada requiere que la persona reconozca su lugar, esté satisfecha con su parte, para que se de cuenta de que todo lo que tiene proviene de Dios, y por lo tanto, se incline naturalmente a ofrecer sus dones, talentos y habilidades hacia una única, insustituible contribución a la sociedad.
En pocas palabras, sé que lo que tengo es mío, únicamente mío, con el objetivo de ejercer mi responsabilidad y beneficiar a otros. Mi responsabilidad es únicamente mía. De esta manera, nuestra situación no podría ser descrita como colectivismo, puesto que cada individuo juega un papel esencial como individuo y se reconoce como tal. Tampoco se le puede describir como individualismo, pues nada de lo que poseo o de lo que tengo soberanía es únicamente para mí, sino que siempre se me otorga para que yo la pueda emplear en beneficio del prójimo, para el colectivo. Además, no tiene sentido permanecer congelado en mi soledad como individuo, sino que estoy continuamente siendo entregado en una relación social a través de mi contacto con el prójimo, y por lo tanto, también juego un papel en la identidad colectiva.
* Rabino Asher Crispe, basado en parte en el ensayo “ Sheloshá Olahmot”, “Tres Mundos”, del Rabino Itzjak Ginsburgh

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