"El
campo es un lugar muy especial. El árbol
crece en el campo. Está escrito, “Ki
haadam etz hasadé” “porque el hombre
es el árbol del campo”. Un árbol tiene unas raíces, un tronco por
donde pasa la sabia para alimentar las hojas y las ramas, y para dar frutos. Y
todo esto ocurre en el árbol gracias a la luz que baja del sol dándole energía;
y también ocurre, gracias al agua, a la tierra y al aire, que son los
nutrientes que absorbe por raíces y poros, generando frutos sabrosos y dulces,
que ofrecen alimento a los demás seres vivientes. Pero el principal propósito
es ofrecer frutos que contengan una semilla. Esa semilla es lo que prolonga la
existencia del árbol, hace crecer las generaciones siguientes, y hace que la luz
del sol se conserve en ella en forma de energía, calor, atmósfera y tierra
fértil. Todo esto es para la felicidad del Creador. Y así, como el árbol debe
ser el hombre, anulado ante su Creador y pensando en todo momento cómo dar
frutos, cómo hacer que la Tierra sea un lugar mejor: un lugar donde se pueda
revelar la luz infinita del Creador y donde Él pueda vivir entre su gente,
entre sus criaturas"
Ponente Jaim Frim
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