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De una clase del congreso del movimiento Derej Jaim, “Sendero de Vida”, 5 de Nisan 5772
Las dos últimas luces que trae el Zohar son la Luz de Teshuvá, (retorno) y la luz del Mashíaj. A pesar de que la luz de Teshuvá está escrita antes, de acuerdo al orden de las sefirot es la séptima luz, correspondiente a Maljut. Y en nuestro tema, es importante subrayar que no se trata sólo de la Teshuvá de muchas personas individuales, sino del retorno a nivel de sociedad, donde muchos judíos se unen y se asocian para actuar juntos en asuntos de dominio público comunitario de acuerdo con la Torá. No sólo la observancia del Shabat, cashrut y pureza familiar, cada uno en el ámbito familiar, sino una fuerte voluntad de rectificar todo el mundo de la acción para que funcione de acuerdo con la Torá, a nivel de comunidad y sociedad, e incluso a nivel de estado.
La expresión “La Luz del Mashíaj” –y no “luz de Mashíaj” como está dicho en el resto de las luces- enseña que en el Mashíaj la luz es algo “esencial”, propio. No sólo que el Mashíaj tiene luz sino que todo el tema del Mashíaj es iluminar. La luz del Mashíaj corresponde a la sefirá de Iesod, la sefirá que reúne todas las luces que están por encima de ella (desde jesed hasta hod), las congrega en un orden correcto y las reúne con la tierra (Maljut), es la unión de los cielos y la tierra, “porque todo en los cielos y la tierra”. Así el rey Mashíaj es quien logra tomar todas las luces anteriores, luz de Torá, luz de Guehinom, luz de Jardín del Eden, luz de Trono de Gloria, luz de Beit Hamikdash, y unirlos a la tierra, a la realidad física de la sociedad que se despierta desde abajo con la luz de teshuvá. La capacidad del Mashíaj de hacer esto proviene del hecho que su raíz está por encima de todos, como se dice sobre él: “Y muy sublime, elevado y ennoblecido”.
La expresión “La Luz del Mashíaj” –y no “luz de Mashíaj” como está dicho en el resto de las luces- enseña que en el Mashíaj la luz es algo “esencial”, propio. No sólo que el Mashíaj tiene luz sino que todo el tema del Mashíaj es iluminar. La luz del Mashíaj corresponde a la sefirá de Iesod, la sefirá que reúne todas las luces que están por encima de ella (desde jesed hasta hod), las congrega en un orden correcto y las reúne con la tierra (Maljut), es la unión de los cielos y la tierra, “porque todo en los cielos y la tierra”. Así el rey Mashíaj es quien logra tomar todas las luces anteriores, luz de Torá, luz de Guehinom, luz de Jardín del Eden, luz de Trono de Gloria, luz de Beit Hamikdash, y unirlos a la tierra, a la realidad física de la sociedad que se despierta desde abajo con la luz de teshuvá. La capacidad del Mashíaj de hacer esto proviene del hecho que su raíz está por encima de todos, como se dice sobre él: “Y muy sublime, elevado y ennoblecido”.
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